Movimiento de la célula

Movimientos de las células


Las células vegetales y animales presentan movimientos protoplasmáticos internos debido a la actividad metabólica y a la irritabilidad (Excitabilidad) o respuestas a los estímulos determinados por cambios ambientales.

Algunos movimientos celulares son visibles al microscopio ya que producen el desplazamiento de estructuras protoplasmáticas, como el movimiento de ciclosis o de circulación.

El fenómeno de ciclosis hace que el núcleo, los cloroplastos y demás inclusiones celulares sean arrastradas en forma celular por la corriente citoplasmática.

En algunas células vegetales la ciclosis se inicia bajo la influencia de un estimulo químico o físico (lumínico); en otras las ciclosis parece estar relacionada con la actividad respiratoria celular.
Algunas células, especialmente las células animales, presentan en su membrana celular proyecciones citoplasmáticas especializadas sensibles a los cambios o estímulos de su ambiente externo o interno. Entre dichas estructuras se encuentran los seudópodos, los cilios y los flagelos.

Los Seudópodos, o falsos pies son apéndices citoplasmáticos transitorios característicos de células sin membrana celular rígida, formadas por el desplazamiento de citoplasmas de un lugar a otro de la célula.

El movimiento fluviforme (de río) que da origen a la formación de seudópodos, se observa también en los glóbulos blancos de la sangre cuando realizan fagocitosis.

Los cilios y los flagelos son estructuras citoplasmáticas que se encuentran en la superficie externa de algunas células.

Los cilios son abundantes y pequeños, dotados de movimientos vibratorios rápido, son característicos de organismo unicelulares, como el paramecio, la vorticela, el euplotes, etc. Y de células epiteliales que tapizan las superficies internas del organismos como la tráquea humana. Las células provistas de cilios consumen oxigeno en proporción directa al movimiento y al ritmo ciliar.

Los flagelos son apéndices largos, menos numerosos que los cilios, dotados de movimientos ondulatorios o de látigo, son característicos de organismos unicelulares como el tripanosoma y ciertos tipos de bacterias, al igual que de células espermáticas animales y vegetales. 

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